ME DI CUENTA que era imposible. Ninguna de esas descripciones coincidía con la gente que teníamos alrededor. En la playa todo el mundo se mueve todo el tiempo. Si se trataba de una mujer, lo más probable era que al día siguiente concurriera a la playa con otra ropa, o con otra cartera, o con otras ojotas. Sería mejor volver a nuestra charla, al paseo y a disfrutar los días sin ninguna preocupación. Planear una buena cena, en algún parador donde pudiéramos ver un show veraniego, y no pensar en nada.
"Yo que vos lo intentaría", me desafió Antonio.(página 13)
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